(...)
Peces de colores
cual palabras
se miden y cortejan;
Ranas contagiando
(ay si supieran)
gritos de alegría;
Pájaros sedientos
llegan a beber
de esa luna en vela
acurrucada;
Calor matutino, desenfreno diurno:
se evapora esta atroz hidratación.
Así, sólo tiempo,
y día tras día, y noche tras noche…
(...)
Una vez me regalaron esto.
El domingo fue para vos, en tu primavera.